Hola, soy Oscar, y quiero compartir mi historia con vosotros. Siempre me ha encantado la música electrónica, especialmente el techno. Empecé a pinchar en pequeños garitos y raves cuando tenía unos 18 años. No era famoso ni nada por el estilo, pero me encantaba la energía de la escena y la sensación de estar detrás de los platos.
Con el tiempo, me metí más en la producción musical y me pasaba el día mirando manuales y tutoriales sobre sonido y daws. Descubrí Ableton Live y me obsesioné con él. Pasaba horas y horas en mi habitación, jugando con sintetizadores, teclados y samples, creando pistas que solo escuchaban unos pocos amigos.
Me pasaba el día en la habitación, fumaba porros, comía mal y dormía sin seguir ningún horario, pero me sentía raro. Como cansado. No tenía ganas de salir de casa ni de ver a nadie. Cada día me iba aislando más. Hacía música pero no me gustaba nada de lo que hacía y no estaba inspirado, creía que para sentirme inspirado tenía que fumar mas porros y beber más y entraba en esa espiral por que cada vez me sentía mas desmotivado, cabreado y sin ganas de nada. Tampoco terminaba ninguna de mis producciones en aquella época y hasta había dejado de salir de fiesta y de pinchar.
Mi hermana, siempre había estado preocupada por mí. A menudo venía a mi habitación para ver cómo estaba, y aunque intentaba disimularlo, sabía que algo no iba bien. Pero yo no quería admitirlo, no quería que pensara que estaba «loco».
Llegó un punto en el que toqué fondo. No sabría decir por qué, pero estaba escuchando música tranquilamente en mi habitación y de repente saltó una canción en spotify que me recordó a mi exnovia y tuve una sensación muy rara, pero fué como si la nariz y los ojos se me llenasen de humedad y al momento sentí que me estuviera ahogando, como si el aire que respirase no fuera suficiente.
Tuve un ataque de ansiedad tan fuerte que pensé que me iba a morir. Mi corazón latía a mil por hora, y sentía como si las paredes se cerraran sobre mí. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que necesitaba ayuda.
Mi hermana me acompañó a urgencias y hablé con el médico sobre lo que había sucedido. Me derivó a un psiquiatra, me mandaron medicación y me recomendaron un grupo de apoyo y un psicólogo. Fue un proceso lento, pero poco a poco, empecé a ver la luz al final del túnel.
Hoy en día, puedo decir que he superado mi depresión, aunque todavía tengo episodios de ansiedad de vez en cuando. Pero ahora sé cómo manejarlos. Mi hermana ha sido una roca para mí durante todo este proceso, y no puedo agradecerle lo suficiente por no darme por perdido.
La recuperación es un viaje, no un destino. Y aunque todavía tengo días malos, sé que tengo las herramientas para enfrentarlos. No soy una superestrella del DJing, pero eso ya no me importa.