A los 19 años, empecé a trabajar como fotógrafo en algunos clubs de Madrid, un trabajo que implicaba capturar momentos en fiestas y eventos con artistas. Fue aquí donde comenzó mi verdadera historia. La música electrónica y la actuación de los DJs me cautivaron. Pasé meses trabajando como fotógrafo, pero poco a poco, mi deseo de convertirme en DJ se volvió más fuerte.
Decidí tomármelo en serio. Compré un par de platos Akiyama y una mesa Bheringer de dos canales. Adquirí un paquete de vinilos de un amigo para aprender a mezclar en casa. Me encantaba la mezcla de música y, con el tiempo, comencé a crear mi propia colección de vinilos de House.
Mis comienzos como DJ no fueron sencillos. Comencé a organizar mis propias Raves en Madrid, y pronto estas fiestas se hicieron populares. Conocí a otros colectivos que organizaban Raves y, de esa manera, me adentré más en el mundo de la música electrónica.
En esos eventos, el consumo de sustancias era común, y gran parte de la audiencia consumía alcohol y otras sustancias sin pensarlo dos veces. Las fiestas eran interminables, duraban varios días, y el descontrol a menudo era inevitable.
A pesar de que disfrutaba del consumo los fines de semana, empecé a darme cuenta de que quería dedicar mi vida a la música, y eso me motivó a dejar de lado las Raves. Comencé a estudiar producción musical, teoría musical y tomé cursos con productores reconocidos. Invertí cada vez más tiempo en la música.
Finalmente, abrí mi propio sello discográfico, lancé mis propias producciones y abrí un estudio. Comencé a viajar por toda España actuando en discotecas y ganando reconocimiento en la industria musical. Durante esos años, fui residente de eventos importantes y compartí cabina con DJs de renombre internacional.
Sin embargo, en medio de mi creciente éxito, los fines de semana se convirtieron en un torbellino de consumo de sustancias. Mis adicciones comenzaron a afectar mi vida personal y profesional. A medida que mi consumo de sustancias crecía, mi pasión por la música y mi compromiso se desvanecían.
Finalmente, llegó un punto de quiebre. Me di cuenta de que era adicto a la cocaína y la heroína. Intenté enfrentar el problema por mi cuenta, pero no tuve éxito. El consumo de sustancias me hizo perder mi carrera, amigos y familia. Pasé dos años sin rumbo, consumiendo cada vez más.
En 2022, encontré un centro de ayuda para la adicción y finalmente logré liberarme de las sustancias tóxicas. Este proceso fue extremadamente difícil, pero me devolvió la vida. Ahora, estoy reconstruyendo mi estudio y mi carrera musical. Mi objetivo es volver a la música en 2024, esta vez libre de adicciones y con un profundo respeto por las personas que me rodean.
Mi historia demuestra que es posible superar las adicciones y recuperar la pasión y el propósito en la vida. Agradezco la oportunidad de compartirla.
– Alvaro. «Afrobeat»
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